miércoles, 17 de noviembre de 2010

Memorias, presentes y futuros

El suelo tiembla sacudiendo y agrietando hierba y tierra, los muros que rodean el prado encerrado son sacudidos con violencia. Nuevas grietas aparecen en ellos ¿por cuanto tiempo seguirán aguantando antes de derrumbarse?

Pétalos de diversos colores cubren el suelo, a pesar de su belleza, la vida los ha abandonado, son colores apagados y fríos, carentes de vitalidad.  Las flores de las que proceden se alzan imponentes sobre el suelo, al igual que los pétalos están marchitas y sin vida. Poco a poco se han ido muriendo, la falta de agua las ha terminado por consumir. Pero a diferencia de otras flores, no han desaparecido, han dejado marca en la tierra, han dejado su estela y una cicatriz para siempre.

De nuevo todo tiembla, la violencia con la que sacude todo agrieta el techo de piedra, las paredes se agrietan de nuevo pero aguantan. Pero por una de las grietas del techo logra penetrar una gota, una pequeña gota de agua que cae al suelo. Moja uno de los pétalos y éste se transforma, las raíces penetran en la tierra arraigando con fuerza, el tallo crece fuerte y estable, la flor asoma con belleza, poco a poco le crecen los pétalos. Pétalos blancos con estigmas rojos, blancos de perdón y rojos de dolor.

Las paredes tiemblan de nuevo, su función ya es inútil, no han podido mantenerlo fuera. Han dejado que entrara de nuevo, poco a poco todo desaparece, las defensas que hacían aquel prado impenetrable se disuelven en forma de agua. Esa misma agua que empapa el suelo y le devuelve la vida, todas las flores cobran vida creciendo de nuevo, de cada pétalo surge una nueva flor, cada una diferente a otra. En pocos segundos todo termina cubierto de flores, pero una se alza sobre las demás, las eclipsa con su belleza. Porque ella fue la primera de todas, la que le dio inicio y le dará final. La que hará que los muros vuelvan y el prado se marchite o la que hará que aquel prado permanezca siempre florido.

domingo, 7 de noviembre de 2010

A ti amor desconocido

Desde hace tiempo vivo en mi mundo, complejo y absurdo.
Encerrado en esta cárcel de cristal situada en las alturas,
el tiempo pasa lentamente y no puedo hacer otra cosa más que esperar
esperar a que llegue mi liberación y mientras tanto observo,
observo que hacen los demás, reflexiono sobre sus acciones
veo sus sonrisas, a quienes las dirigen
me doy cuenta de sus gestos, de sus palabras
observo todo desde mi pequeña prisión
y para matar el tiempo escribo sobre ello,
reflexiono y anoto todo aquello que es importante.

Hoy todos te cantan en sus canciones
hoy todos te mencionan en sus poemas
hoy todos te buscan y te anhelan
hoy todos suspiran por tenerte por fin
hoy muchos te han perdido con la esperanza

Y yo hoy te escribo, te escribo a 
ti de quien no sé el nombre ni el apellido
te escribo sin saber si ya te conozco a aún no nos cruzamos
escribo desconociendo a donde enviar estas palabras
sin saber si dártelas en mano o esperar a que vengas a buscarlas
desconociendo si ya las 
leíste o aún no lo hiciste,
escribo ciegamente, confiando en este sentimiento encarcelado.

Te escribo para decirte lo hermosa que eres,
para que sepas lo mucho que tus sonrisas me alegran
para hacerte saber lo que tus miradas me emocionan
para decirte que con tus lágrimas me preocupas
para asegurarte que te espero, espero una sola señal tuya
quiero que irrumpas en mi vida con todo el ruido posible
me saques de mis pensamientos y me hagas ser más feliz que nunca
para que me permitas formar parte de tu vida
para que me dejes ayudarte y protegerte
para saber que puedes confiar en mí y que siempre velaré por tu corazón

Te escribo para que sepas que aunque no sepa si te conozco o no
te quiero igualmente y lo que es más importante...
espero que tú también me quieras.

miércoles, 3 de noviembre de 2010

Al filo de la madrugada "Podría ser..."

Amamos pero nunca olvidamos...


Nos dicen que el tiempo cura todas las heridas pero las cosas no funcionan así. Cada vez que amamos a alguien el amor abre una herida en nuestro corazón, esta herida duele pase lo que pase y lo único que puede evitar su dolor es el amor correspondido. Por eso cuando no somos correspondidos sufrimos, nos intentamos anestesiar con vanas esperanzas como "Yo la amo aunque ella no me ame" o "Soy feliz si ella lo es". Grandes mentiras, excusas para intentar atenuar lo que sentimos, para evitar volvernos locos de dolor.


Entonces esto significaría que nunca dejamos de amar a alguien ¿no? Cierto, a medias. El tiempo actúa como una aguja e hilo, cose las heridas pero no las cicatriza jamás, el tiempo necesario "para cicatrizar" es directamente proporcional al tamaño de la herida, es decir, es igual de amplio que lo que hayamos amado a esa persona. Pero nunca olvidamos, lo superamos o al menos eso nos hacemos creer...


Porque en cualquier momento una de esas costuras puede desprenderse y abrir la herida de nuevo, y cuando se abre de nuevo se hace más grande...


Amaremos pero jamás olvidamos, por eso nunca dejamos de amar a nuestro primer amor.


Por eso, aunque nunca llegamos a estar juntos, estoy segura de que aún le amaría.


Juliet


Yo nunca quise algo así, no le pedí a nadie resultar atractivo ni ser romántico. No le pedí a nadie que las chicas cayeran rendidas a mis pies sin que yo hiciera nada salvo ser yo mismo, no quería algo así, lo odio.
Lo odio por lo que significa y para que tengo que usarlo, lo odio porque a pesar de conocer a gente maravillosa, chicas increíbles que harían quedar en ridículo a las "supermodelos" que tanto nos publicitan por el simple de hecho de ser como son. 


Pero tengo que huir de todas ellas, porque aunque sea capaz y quiera corresponderlas no puedo, sé que correspondiéndolas terminaría haciéndolas daño. Y después... ya no volverían a ser las mismas, arrancaría aquello que las hace ser como son, aquello que las hace tan increíbles y entonces las echaría a perder. Y entonces jamás encontrarían a aquella persona destinada a hacerlas feliz.


Porque eso es algo que tengo feliz, ahí fuera en algún lugar hay una sola persona destinada a hacerme feliz de verdad, y el tiempo siempre la trae a nosotros. Es por eso que cuando creemos haberla encontrado debemos hacer una apuesta arriesgada, debemos jugárnosla a una sola carta. Debemos creer en nuestro amigo el destino y lanzarnos a por ella o él.


¿Bonito no? Púes quizás ahora mismo sea la única persona del mundo que no pueda hacer esa apuesta, porque aunque ella esté destinada a hacerme feliz y yo a ella, sé que no podré cumplir con mi parte. Las pruebas lo demuestran, la maldición que llevo conmigo me obliga a hacer mal a aquellas personas que quiero.


Adel